Ayúdanos Señor a reconocer tu reino aquí en la tierra, que podamos escuchar tu voz y obedecerla. Te pedimos que podamos convertir nuestros corazones de piedra en corazones de carne palpitando por ti a toda hora para que podamos llevar a cabo la misión que nos has encomendado. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor, Amen.