Padre del Cielo, gracias por tantas bendiciones que derramas sobre tus hijos, enséñanos a administrar nuestras vidas a la luz de los Mandamientos que nos has dado para guiarnos por el buen y único camino. Danos un corazón humilde, que acepte tu voluntad, y perdona nuestros pecados. Te lo pedimos por Tu Hijo Jesucristo y por la intercesión de la Bienaventurada Virgen María, Madre de Jesucristo y madre nuestra.