Señor Jesús, Maestro y Dios Bueno, permítenos como Felipe acercar discípulos a tu Iglesia con una fe insistente y nuestra confianza puesta plenamente en ti. Enséñanos a hablar de ti no solo con nuestra boca sino también con nuestras obras, para que quienes nos vean te vean a ti y digan como Natanael que tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel. Amén.