Hermanos y hermanas, les invito a terminar esta reflexión con una pequeña oración: Señor Jesús, tú que viniste al mundo para reconciliarnos con Dios y unirnos de nuevo al Cielo, por tu pasión, muerte y resurrección, enséñanos a permanecer siempre en ti, que eres la Vid Verdadera de Amor, para que podamos dar siempre testimonio de tu salvación y gloria, en nuestros matrimonios, a nuestros hijos, a nuestros vecinos y a todo el mundo, a través de frutos abundantes de amor. No nos permitas que nos apartemos de ti. Gracias. Amén.