Mis hermanos y hermanas, concluyamos nuestra reflexión con una oración: Señor Jesús, quiere acompañarte al monte alto de la oración, al recinto sagrado que tu preparas todos los días para dialogar conmigo. Quiero aprender a hacer tiempo para ti, para estar contigo, llorar, sanar, recobrar mis fuerzas y descansar en ti. Amén.