Un bendecido Primer Domingo de Cuaresma, queridos hermanos en Cristo. Mi nombre es María Nieves Petrusek. Siento muy bendecida de porder estar hoy aquí, con ustedes, compartiendo esta pequeña reflexión - desde nuestra casita en Wordnet.
El Evangelio de hoy nos dice: “En aquel tiempo, el Espíritu impulsó a Jesús a retirarse al desierto, donde permaneció cuarenta días y fue tentado por Satanás. Vivió allí entre animales salvajes, y los ángeles le servían. Después de que arrestaron a Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea para predicar el Evangelio de Dios y decía: ‘Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Arrepiéntanse y crean en el Evangelio’” (Mc 1, 12-15). Me gustaría remarcar tres cosas sobre el Evangelio de hoy: 1) el impulso que Jesús recibe del Espíritu Santo, 2) la importancia de la oración, y 3) los frutos de la oración.
1) Jesús recibe el impulso del Espíritu Santo para retirarse y tener un momento de encuentro personal con Su Padre. Durante este tiempo, Satanás pretende tentar a Jesucristo, pero claramente nada de lo que este haga logrará que Jesucristo se aleje de Su Padre. Estos 40 días de Jesús en el desierto - nos dejan como ejemplo las armas que tenemos para vencer las tentaciones del enemigo: oración, ayuno y abstinencia, y la Palabra de Dios (la Biblia).
2) En cuanto a la importancia de la oración, sabemos que esta es el lazo de comunicación que nos une a Nuestro Amado Padre. Como en cualquier relación, la comunicación es escencial - pare resolver problemas, para hacer saber al otro como nos sentimos, para perdir ayuda, para compartir nuestras alegrías. Jesús espera también que nosotros podamos tener una relación sincera con Él – una relación donde podamos compartir nuestras vidas con Él… y la oración es el medio por el cual podemos “conversar” con Nuestro Padre.
3) Finalmente, el fruto de nuestra oración, el fruto de esa relación cercana/ de hijos/ de amigos - que tenemos con Jesús -- debe ser el reflejo en el cual mostremos que Cristo vive en nosotros. Nuestros actos, nuestras miradas, nuestras palabras… TODO debe mostrar que llevamos a Cristo dentro nuestro.
Queridos hermanos, que esta Cuaresma sea una nueva oportunidad para crecer en nuestra comunicación con el Señor. Pidamos al Espíritu Santo que nos impulse a encontrar ese momento de oración, ese momento de relación personal con Nuestro Amado Padre. Pidamos también, tener el valor y amor suficiente para escuchar cuando el Señor nos hable y ser capaces de obrar según Sus Deseos.
Amado Padre, tuyos somos y tuyos queremos ser. Amén.